A través de la Alegoría y la Melancolía, ambos inspirados en el Barroco Europeo; se pretende vincular los Arcanos de la Baraja de Tarot (la versión Rider Waite). Estos elementos empleados desde un punto de vista filosófico, se entremezclan para servir como introspección y reflexión personal sobre conceptos universales como la vanidad, la riqueza, la soledad, lo efímero y lo oculto entre otros.

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Se buscó una integración técnica y simbólica desde el proceso pictórico, con alusiones a la tradición europea, contrastados con trazos sígnicos-gestuales, así como acciones específicas con los cuadros (lijado para controlar la luz, corte de lienzo con cuchillo, barrer y juntar polvo a un barniz final, entre otros).

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Con esto se buscó violentar la representación tradicional, reafirmando la identidad de cada Arcano.

Completando el proceso pictórico, la muestra original se  pensó con un criterio museográfico, vinculado a las tiradas tradicionales del Tarot adivinatorio, cuyos significados varían dependiendo de la disposición de las Cartas. Por tanto, se elaboró una baraja casera con el registro fotográfico, la cual incidió directamente sobre la organización de las obras en el espacio.